En la isla desierta [700 palabras]

 


En la isla desierta

 

Has tenido suerte, Damián: después de un impacto de este tipo, no es habitual no sentir ningún dolor en el cuerpo. El piloto, en cambio, está muerto. Algo metálico le ha atravesado el cuello. Cerca de él hay un montón de sangre. Tú solo te sientes muy cansado, tienes una fatiga que te recorre desde la coronilla hasta el último músculo de los pies. Quizá sea por la tensión que has pasado, Damián, que parecía que te iba a estallar el corazón.

 

Lo que te extraña es que primero se haya oído aquella pequeña explosión. Algo ha tenido que ir mal en esta vieja avioneta, la única que contrata tu empresa. Después, el motor ha dejado de hacer el ruido que acostumbra y el piloto te ha advertido que era necesario realizar un aterrizaje de emergencia. «Prepárese para el impacto —te ha dicho—. Ahí abajo hay una playa en la que podemos aterrizar sin mucho problema. La vamos a alcanzar sin motor, solo planeando».

 

El pulso se te ha acelerado. Tus músculos se han tensado en el asiento. Con muchos nervios, de cualquier manera, te has puesto el cinturón de seguridad y te has preparado para un fuerte golpe contra la arena y las piedras de la playa. Por algún motivo, la radio también ha dejado de funcionar. El piloto ha insistido durante toda la maniobra intentado ponerse en contacto con algún controlador aéreo, pero no ha podido.

 

Te ha dado tiempo a repasar toda tu vida conforme la avioneta se ha acercado a la arena: la angustia se ha transmitido a tus músculos, tus manos se han agarrado con fuerza a los brazos del asiento, ha empezado a darte un ataque de ansiedad. Has cerrado los ojos y has apretado los dientes. Has notado cómo ha ido bajando el sudor por tu rostro. Has olido tu miedo.

 

Pero ahora es momento de permanecer tranquilo. Ya ha acabado todo. No hay peligro.

 

¿Dónde estarás? Esto tiene que ser algún islote desierto de mitad de la ruta. Aquí va a ser difícil buscar algo para poder comer y es posible que solo tengas el agua que quede en la avioneta. De todas formas, las ayudas no tardarán mucho en llegar porque algún controlador aéreo se tiene que haber dado cuenta de que el aerotaxi ha desaparecido de repente de su radar. Sí, es lo más probable. Será cuestión de unas pocas horas.

 

No deberías haberte ajustado bien el cinturón de seguridad, porque se ha desabrochado, empujado por tu cuerpo. Has tenido suerte, Damián: solo has sentido el dolor en la cabeza cuando algo te ha golpeado. Te ha horrorizado el ruido que ha hecho la avioneta al deslizarse. Eres consciente de que ahora viene una larga espera y si llega a caer la noche, los equipos de rescate dejarán de buscaros hasta que amanezca. Debes prepararte para lo que pueda ocurrirte en esta playa, quizá de una isla desierta. Estás solo. No cuentas más que con tus propios recursos y tu capacidad.

 

Haces revisión de lo que puedes utilizar: las mantas de la cabina, el agua potable que transporta y alguna comida que siempre se lleva en estos vuelos. Poco más. Por descontado, a pesar de lo incómodo de la inclinación de la avioneta, no vas a salir a la playa porque no sabes lo que te puedes encontrar. Estarás más seguro si te mantienes protegido en el interior.

 

Vale, Damián, ha llegado la hora de empezar a hacer cosas: tienes que levantarte de tu asiento y revisar si realmente el piloto está muerto, como parece. Levántate.

 

¿Qué te pasa Damián, no puedes? Venga, ¡no vas a estar ahí esperando a que alguien te ponga en movimiento! Esto es una isla desierta. Nadie va a ayudarte. Así no te puedes quedar. ¿No eres capaz de incorporarte? ¿Tan cansado estás? Bueno, tranquilízate. Es cuestión de unos minutos, tómate un descanso y te pones en marcha. ¿Qué será aquella luz?

***

Tres días después, el periódico informó de que los equipos de rescate habían encontrado la avioneta en una playa del islote desierto. Sus dos ocupantes estaban muertos: el piloto, porque un objeto había seccionado la carótida; a Damián López algo le golpeó la cabeza. Presentaba salida de masa encefálica. Los forenses terminaron determinando que, muy probablemente, ambas muertes habían sido instantáneas.

 

Guillermo Arquillos

Agosto 2021


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